Historia del grafiti

Entre los romanos estaba muy extendida la costumbre de la escritura ocasional sobre muros y columnas, esgrafiada y pintada, y se han encontrado múltiples inscripciones en latín vulgar con consignas políticas, insultos, declaraciones de amor, etcétera, junto a un amplio repertorio de caricaturas y dibujos en lugares menos afectados por la erosión, como en cuevas-santuario, en muros enterrados, en las catacumbas de Roma, o en las ruinas de Pompeya y Herculano, donde quedaron protegidos por la ceniza volcánica). De época moderna se conocen también ejemplos, hechos por marineros y piratas que en sus viajes al pisar tierra dejaban sus seudónimos o iniciales marcadas sobre las piedras o grutas, quemando un trozo de corcho.

Algunos grafiti f
amosos hasta los años 1950

Tras un asesinato cometido en Londres el 30 de septiembre de 1888 y atribuido a Jack el Destripador, la policía encontró un trozo del delantal de la víctima ensangrentado en la calle Goulston. En la pared, la policía vio una frase escrita con sangre o, según algunos agentes: «The Juwes are not The men That Will be Blamed for nothing». Se interpretó que la palabra Juwes era una versión incorrecta de Jews (‘judíos’), con lo que una traducción podría ser ‘Los judíos son los hombres que no serán culpados de nada’ (o ‘los judíos no son los hombres que serán culpados de nada’, en la segunda versión). Temiendo que la inscripción pudiese aumentar el antisemitismo de gran parte de la población, el superintendente de la policía metropolitana, Thomas Arnold, la hizo borrar antes de que amaneciese. Varios agentes discreparon de esta orden, creyendo que el grafiti podría ser una pista en la investigación de los crímenes.

Cuando las tropas norteamericanas entraron en Túnez en la primavera de 1943 durante la II Guerra Mundial, Campaña del Norte de África, vieron por primera vez el grafiti: Kilroy Was Here (Kilroy estuvo aquí). Tanto en sus avances por Italia como por Francia y finalmente Alemania volvieron a encontrar una y otra vez este grafiti. Nunca se supo nada sobre el autor, se cree que pertenecía a una unidad de Ohio. Después de la guerra, el nombre «Kilroy» se hizo sinónimo de grafito, encontrando su camino sobre las cubiertas de los cuadernos de estudiantes. La típica presentación del «Kilroy was here» muestra una cabeza y unas manos asomándose sobre el borde de una valla. Esta figura es conocida como Chad en otros países.

En los años 1950 - después de la muerte de Charlie Bird Parker, el gran músico de jazz, la canción Bird Lives (‘Bird vive’) fue pintada en todas partes de clubs de jazz a través de Estados Unidos., en particular en Nueva York; pero fue efímero, y seguramente no tuvo el impacto que había tenido Kilroy.